Una característica de Turín está constituida por las arcadas que se desarrollan durante más de 18 km, de las cuales aproximadamente 12 están interconectadas. Las primeras arcadas se remontan a la Edad Media, pero es a partir del siglo XVII que las arcadas monumentales comenzaron a construirse. El primer testimonio es la orden de Carlo Emanuele I del 16 de junio de 1606 sobre la construcción de la Piazza Castello según el proyecto de Ascanio Vitozzi, que incluía arcadas alrededor de toda la plaza. También en el proyecto para la Piazza San Carlo en Amedeo di Castellamonte, unos años más tarde, se planearon pórticos por todas partes. En los mismos años, Filippo Juvarra construyó los pórticos de Porta Palazzo. En 1765, Benedetto Alfieri recibió el encargo de rehacer los pórticos de la Piazza Palazzo di Città, mientras que a lo largo del siglo XIX se agregaron los de la Piazza Vittorio Veneto, Piazza Carlo Felice y Piazza Statuto de hoy. Las dos estaciones de tren de Porta Nuova y Porta Susa se unieron a una ruta porticada a través de Corso Vittorio Emanuele II, Corso Vinzaglio, Via Sacchi, Via Nizza, Via Pietro Micca y Via Cernaia.